lunes, 25 de noviembre de 2013
Los Reyes Magos Son verdad
Papá llegó a casa y se sentó con su hija para escuchar
como le fué el día. La niña en voz baja y misteriosa
le preguntó: ¿Existen los Reyes Magos?
¿Papa?
-Sí, hija, cuéntame.
-Oye, quiero... que me digas la verdad.
-Claro, hija. Siempre te la digo,
respondió el padre un poco sorprendido.
-Es que...titubeó Cristina.
-Dime,hija,dime.
-Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Cristina se quedó mudo, miró a su mujer,
intentando descubrir el origen de aquella pregunta,
pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como
el suyo que le miraba igualmente.
-Las niñas dicen que son los padres.¿Es verdad?
La nueva pregunta de Cristina le obligó a volver
la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
-¿Y tú qué crees, hija?
-Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado
me parece que sí que existen porque tú no me engañas,
pero,como las niñas dicen eso.
-Mira, hija, efectivamente son los padres los
que ponen los regalos pero...
-¿Entonces es verdad?, cortó la niña con
los ojos humedecidos. ¡Me habéis engañado!
-No,mira,nunca te hemos engañado porque
los Reyes Magos sí que existen, respondió el padre
cogiendo con sus dos manos la cara de Cristina.
-Entonces no lo entiendo papá.
-Siéntate, cariño, y escucha esta historia que
te voy a contar porque ya ha llegado la hora de
que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras
señalaba con la mano el asiento a su lado.
Cristina se sentó entre sus padres ansiosa de
escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda,
y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió
de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
-Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían
de Oriente guiados por una gran estrella se
acercaron al Portal para adorarle.
Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto,
y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz
que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
-¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño!
Deberíamos llevar regalos a todos los niños del
mundo y ver lo felices que serían.
-¡Oh, sí!-exclamó Gaspar-. Es una buena idea,
pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces
de poder llevar regalos a tantos millones
de niños como hay en el mundo.
Baltasar,el tercero de los Reyes, que estaba
escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría,comentó:
-Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene
razón y,aunque somos magos,ya somos ancianos y nos
resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero
entregando regalos a todos los niños.
Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar
que no podrían realizar su deseo.Y el Niño Jesús,
que desde su pobre cunita parecía escucharles
muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
-Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco
vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro
hermoso deseo. Decidme:¿qué necesitáis para poder
llevar regalos a todos los niños?
-¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose
de rodillas, necesitaríamos millones y millones
de pajes, casi uno para cada niño que pudieran
llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos,
pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.
-No os preocupéis por eso -dijo Jesús.
Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para
cada niño que hay en el mundo.
-¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible?
-dijeron a la vez los tres Reyes con cara
de sorpresa y admiración.
-Decidme,¿no es verdad que los pajes que os gustaría
tener deben querer mucho a los niños? preguntó Jesús.
-Sí,claro, eso es fundamental,asintieron los tres Reyes.
-Y,¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien
los deseos de los niños?
-Sí,sí.Eso es lo que exigiríamos a un paje,
respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
-Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que
quiera más a los niños y los conozca mejor
que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a
comprender lo que Jesús estaba planeando,
cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
-Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre
de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del
mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que
en Navidad, conmemorando estos momentos, todos
los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en
vuestro nombre,y de vuestra parte regalen a sus
hijos los regalos que deseen.
También ordeno que, mientras los niños sean pequeños,
la entrega de regalos se haga como si la hicieran
los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean
suficientemente mayores para entender esto, los padres
les contarán esta historia y a partir de entonces,
en todas las Navidades, los niños harán también regalos
a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén,
recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos
son más felices.
Cuando el padre de Cristina hubo terminado de
contar esta historia, la niña se levantó y
dando un beso a sus padres dijo:
-Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy
muy contenta de saber que me queréis y
que no me habéis engañado.
Y corriendo,se dirigió a su cuarto,regresando
con su hucha en la mano mientras decía:
-No sé si tendré bastante para compraros algún
regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
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ME ENCANTA.
ResponderEliminarHubiese querido haberla leído hace más de 20 años atrás, cuando tuve que explicar...tierno.
ResponderEliminarEsta bonita la istoria
ResponderEliminarQue linda historia esa es la explicación plausible para los niños y hasta uno grande se la cree, gracias y bendiciones
ResponderEliminarGracias, a mi me va a servir para explicárselo a mi hija cuando llegue el momento. Y seguir con esa bellísima tradición.
ResponderEliminarEs de gran ayuda esta explicación y más en estos tiempos en los que la inocencia de los niñ@s esta tan vulnerable, como padres no debemos permitir que esa capacidad de asombro y la magia que los caracteriza termine!
ResponderEliminarMuy linda
ResponderEliminarEs un relato muy bonito y fácil de comprende r.
ResponderEliminargracias x compartirlo
ES UN RELATO HERMOSO
ResponderEliminar:D
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